jueves, 25 de junio de 2009

"¿Por qué?"


Por Daniel Varela Gasque

La primera plana que presento el diario Excelsior el 3 de octubre de 1968 mostraba como nota principal el incidente ocurrido el día anterior en la plaza de Tlatelolco con el encabezado de “Recio combate al dispersar el ejercito un mitin de huelguistas”. La histórica matanza pasaría por las páginas del Excelsior, al igual que en las de los demás diarios, como una agresión de huelguistas al ejército y a la policía. O por lo menos eso era lo esperado pero el Excelsior falto a las normas oficiales con dos simples palabras “¿Por qué?”.

Con esa simple pregunta que apareció sobre un cuadro negro en señal de luto con que el caricaturista Abel Quezada remplazaría su habitual cartón aquel 3 de octubre fue suficiente como para escribir un capitulo en la historia del periodismo mexicano.

Mientras que el gobierno de Díaz Ordás tomo estas dos palabras como un desafío a su gobierno. Por mi parte yo las he tomado con asombro, incredibilidad, una buena carga de angustia y un sinfín de preguntas relativas a mis deseos de ejercer la profesión del periodismo:

¿Alguna vez tendré que limitarme a ver y serrar mi boca?, ¿será posible ejercer la actividad periodística con tan solo dos palabras? ¿Hasta donde podré llevar mis principios y mi sentido de lo que es correcto?, ¿Algún día serré capaz de expresarme dentro de los medios sobre lo que yo quiero y como yo quiero?, ¿seré capaz de conocer la verdad y después, si la situación me obliga, mentir con total descaro?, ¿Hasta que punto los medios de nuestro país están conducidos por motivos ajenos a la labor periodística? Y claro ¿Cuántas veces tendré que limitarme a preguntar “¿Por qué?”?.

Las respuestas a estas preguntas no están a mi alcance en esta etapa de mi vida y siendo sinceros tal vez nunca lo estén. Ante esta abrumadora realidad me veo ante dos opciones:

La primera es la de resignarme, agachara la cabeza y dar por sentado que la libertad de prensa solo es un ideal abstracto y mi trabajo como informador siempre estará limitado a la voluntad e intereses de otros.

O la segunda opción que consistiría simplemente negar mis primeros razonamientos lógicos y seguir mis creencias en que la verdad existe y que el trabejo de un periodista es transmitirla a la mayor cantidad de gente posible. Que la obligación de un comunicador responsable es ayudar a la gente dándole la información que necesita para sobrellevar sus vidas. Y con estos ideales en mente seguir luchando solo contra el mundo de ser necesario hasta poder cumplir de lleno con ellos.

Yo sé que la segunda opción puede pecar en su exceso de romanticismo y falta de realismo y que para poder siquiera tener una oportunidad de realizar lo que he planteado tendré que aferrarme a mis ideas con una terquedad sobre humana y una fe de tipo religiosa…

La verdad nunca he sido un hombre religioso y la idea de la fe ciega siempre me ha parecido un tanto ridícula si no es que entupida. Pero no duden en que estaré dispuesto a rezarle a cuanto inexistente dios encuentre con tal y solo con tal de no tener que limitarme ha escribir “¿Por qué?”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario